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INCONDICIONALIDAD: LOCURA OBEDIENTE POR DIOS.


LITURGIA DE LA PALABRA

(DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO)

CICLO C 2019.

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (19,16b.19-21):

En aquellos días, el Señor dijo a Elías en el monte Horeb: «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo se Safat, de Abel Mejolá». Partió Elías de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien se hallaba arando. Frente a él tenía doce yuntas; él estaba con la duodécima. Pasó Elías a su lado y le echó su manto encima. Entonces Eliseo abandonó los bueyes y echó a correr tras Elías, diciendo: «Déjame ir a despedir a mi padre y a mi madre y te seguiré». Elías le respondió: «Anda y vuélvete, pues ¿qué te he hecho?». Eliseo volvió atrás, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio. Palabra de Dios

Salmo

Sal 15,1-2a.5.7-8.9-10.11

R/. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios». El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano. R/.

V/. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré R/.

V/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me abandonarás en la región de los muertos ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/.

V/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (5,1.13-18):

Hermanos: Para la libertad nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud. Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien, no utilicéis la libertad como estímulo para la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se cumple en una sola frase, que es: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Pero, cuidado, pues mordiéndoos y devorándoos unos a otros acabaréis por destruiros mutuamente. Frente a ello, yo os digo: caminad según el Espíritu y no realizaréis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne; efectivamente, hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. Pero si sois conducidos por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Palabra de Dios


Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,51-62):

Cuando se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él. Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.

Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».

Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

A otro le dijo: «Sígueme». El respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».

Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa». Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios». Palabra del Señor.



COMENTARIOS A LAS LECTURAS

DEL DOMINGO XIII

TIEMPO ORDINARIO

Una de dos, o Eliseo es un loco o un desequilibrado o Elías es un obediente al Dios que sirve. Y creo que tanto Eliseo es un loco, como Elías un obediente y que ambos nos llevan a dejar esa maldita rebeldía y soberbia en la que nos movemos en el mundo de hoy.

¿No necesitamos locos? O, como nos tachan en el mundo ¿desequilibrados? Cada uno se desequilibra con lo que quiere ¿no?, pues a mí me gustaría ser un cristiano desequilibrado cuyo corazón está lleno de lo que los demás desprecian o menosprecian: el amor. Me encantaría poder moverme entre la sociedad con la libertad de los que son llamados y obedecen a su interior y no un esclavo de mí mismo, que supuestamente hago lo que quiero, pero no dejo de ser un esclavo de mí, de mis ideas, un libertador de ideas concebidas, pero que no son más que abortos que no tocan la realidad profunda. ¡Soy vida!, eso soy, vida de Dios, vida de locuras de amor, exaltación de la humanidad donde no tengo complejos ni vivo de comentarios ni de pensares. Soy libre para dar la vida o para entregarla como quiera, porque mi Dios y Redentor es solo uno, el que me ha creado en su amor.

Pero parece que los cuerdos son los que “no se meten en nada” (supuestamente), pero lo critican todo sin comprometerse; que en el mundo está bien permitir que el otro sea tan libre como libertino y que se vista de mujer, o se aborte con plena libertad porque no son personas, sino células, que permitir que los padres peguen a sus hijos o que los hijos maltraten a sus padres es libertad. Que tomar un arma y empezar a dar tiros a “diestra y siniestra” es fruto de la madurez de cada cual y que cambiar de sexo es como cambiar de camisa. Que creer en fantasmas o en extraterrestres o en religiones válidas es digno de alabar y permitir, si es eso lo que el hombre desea. Todo permitido, excepto ser creyente en Dios. Eso no, todo lo demás sí.

Hace unas semanas la famosa Madonna (una excelente cantante, así como excelente amante) respondía ante una pregunta de uno de sus fans (me pregunto qué fanatismo puede dar seguir a una mujer obscena, machista, cuyos valores son destruir la esencia del hombre) decía que en la religión no hay amor, sino homofobia, persecución, que la religión no es camino que haga bien. Si ella se refiere a la religión que sea, paso, pero que asocie la religión a la fe católica, no lo paso. Porque ser cristiano es ser creyente no en una religión, sino mantener viva la fe en Jesús.

Ser adoradores de las filosofías sí, hablar de Jesús, no. Eso nos dice la sociedad y nos achaca a nosotros la histeria. Y, sabemos que no es así. Los cristianos ayudamos a salir de la histeria, somos seguidores porque hemos sido redimidos. Cambiar la forma de vivir, es atreverse a entrar en la dinámica de la conversión donde miro a los demás como hermanos y no como enemigos, donde no permito que se destruya al hombre destruyendo la sacralidad del mismo. Hablo y muestro el amor de Dios frente a los demás sin herir, sólo hablo del amor. Eso estamos llamados a ser los cristianos.

Que nos llaman locos, pues que así sea. Que nos llaman fanáticos, que así lo hagan, que nos critican e insultan porque nos llaman Iglesia prostituta, pasemos por el fuego. Pero no dejemos que los deprimidos, los que se sostienen a base de pastillas psicotrópicas y huidas por muchos viajes, los que se esconden en ideas y muchas ideas vengan a darnos lecciones de vida, cuando son incapaces de levantarse con el corazón lleno de gratitud. Los cristianos somos, al ejemplo de Eliseo, los que siendo ungidos, dejan todo para servir al Todo; los que se ponen en camino dejando las seguridades del ayer para atreverse a vivir la incertidumbre y los problemas con esperanza. Somos los que podemos hablar con paz de la vida, porque la amamos, no la odiamos, como aquellos de los que antes reiteradamente defienden que la vida es quimera. Para nosotros la realidad no sólo nos convierte, sino que nos cuestiona para sacar de nosotros más fuego de amor, más gozo en medio de la dificultad, más sonrisas, aunque haya lágrimas…porque hemos quemado el ayer en la purificación del ahora salvador del Cristo que nos unge y libera.

Y, si ponemos el ejemplo de estos locos-obedientes de Eliseo y Elías, acoger la lectura de san Pablo a los Gálatas es una fuerza que nos debe animar a no cejar de ser cristianos del Todo.

Y, tenemos que volver a hablar de la Palabra que nos libera. San Pablo nos dice que “para la libertad nos ha liberado Cristo” ¡menuda expresión! Me gustaría ver a los súper mega libres de las sociedades de hoy. A los que se ufanan de ser libres en su pensar, en su actuar, en su modo de vivir haciendo lo que se les viene en gana. Sin Cristo es imposible la libertad. Por más que se hable de ella, ésta no roza la realidad dolorosa del hombre, ni huele las alegrías de la misma. Son incapaces de ser felices, porque son esclavos de pasiones, ideas, hombres y mujeres de “momentos” que pasan, pero no de eternidad en el hoy, en el ahora. A ellos les estorba todo, no soportan el silencio ni la quietud, no aguantan el dolor, ni están capacitados para mirar, cierran todo lo de alrededor, para mirar lo que ellos quieren ver, tocar, hacer, siempre sin comprometerse. Pablo nos dice que hay que estar firmes, y que no volvamos a ser esclavos. Y esto, porque hemos sido “llamados a la libertad”. Decimos: la libertad es Cristo. Y ésta nos lleva al amor de la fraternidad. Amar al hombre, salvarlo. Lo que no se puede permitir es que la sociedad hable del hombre pero no se comprometa con su salvación integral. Al hombre no se le salva en la carne solamente, sino en su esencia divina, porque es uno, sólo unidad y no división de poderes, ni de ser o no ser. La vida no permite vivir a medias. O todo o nada. ¿qué elegimos? Los cristianos vivir en totalidad, venga dolor o alegría, estemos bien o pasando por momentos difíciles, no nos separamos de la realidad sino que la asumimos. No podemos vivir por mitad, se nos prohíbe, porque quien nos ha creado es el Dios Uno y Trino.

Muchos se quejan de las leyes, son anti-leyes. Se las dan de sociales, de hacer justicia. Son aquellos que defienden no vivir con leyes, pero son ellos los que más leyes imponen ideológicamente a la sociedad, a los hombres y mujeres del mundo. Hipócritas que utilizan las leyes para vivir y aplastar, para ir contracorriente y sacar su tajada.

Los cristianos no somos de leyes, pero las leyes sociales las acatamos con honestidad. Los cristianos no estamos bajo el temor de las leyes, sino de la única que para nosotros tiene valor: el amor. Sin esta ley suprema, no hay libertad y nos devoraremos.

No deja de ser una imagen patética los que se quejan de todo porque sólo viven en la carne que les aprieta y no les permite existir en el espíritu. Hombres y mujeres que en cuanto oyen hablar del Espíritu y de tener espíritu, se ríen porque ellos sólo manejan la carne, la cual, aún sabiéndolo, les aprieta y condena. La carne es buena cuando ella entiende que está puesta como lugar habitacional del Dios vivo.

Y para finalizar el Evangelio. Todo lo que llevamos diciendo en este comentario toma cuerpo y garantía con las palabras de Jesús.

Hemos hablado de obediencia y de locura, de libertad y de enfrentarnos a los deprimidos que se han acostumbrado a vivir siempre así, porque les es más cómodo mostrar su inconformidad con los demás. Y ahora, Jesús, se presenta y pide ser recibido en su llegada a Jerusalén, pero, parece que su aspecto no era agradable. ¿De verdad que esto no os suena hoy día? Cuando mostramos los cristianos a Jesús, ¿la gente no nos dice precisamente que ese Jesús de la Iglesia no gusta? ¿Qué Jesús era un extraterrestre, parece que gusta más, que era un maestro “majo” pero nada más, ni Dios, ni el Hijo de Dios, ni nacido por Obra del Espíritu en el vientre de una Virgen llamada María, ni gaitas… El aspecto del Jesús que habla del pecado nos supera y por eso, la sociedad sólo ve en él ataques, siendo ella la que ataca a la persona de Jesús. Una Iglesia que es homófoba, xenófoba, que está en contra del aborto o de la ideología de género, no gusta, una Iglesia cuyo interior está lleno de homosexuales o de ladrones ¿cómo puede enseñar?

Ella es Madre y Maestra y aunque en su interior haya una cueva de bandidos, no deja de ser santa por el Espíritu y por la multitud de mujeres y hombres que trabajan con fidelidad en su vocación-locura y obedientes. La Iglesia tiene palabras que guarda de su Señor y son las que exponen la verdad. Ella no dice nada de sí, sino de lo que ha recibido del Señor. El valor de la Iglesia está en las palabras que custodia de Jesús.

No nos gusta este aspecto de la Iglesia y de Jesús exigente, pero si somos permisivos para que el hombre robe, mate, exija siempre hacer lo que quiera. ¿Mandar fuego sobre los que son enemigos de la Iglesia? No, jamás, la Iglesia no puede destruir la obra de Dios, pero sí corregirla. Nuestros enemigos son hijos, aunque no lo conserven en su memoria y hermanos nuestros, pero sí debemos hablarles con la franqueza de los que aman. No queremos convencer a nadie, no pretendemos forzar a otros a creer, pero así mismo, ellos deben no perseguirnos a nosotros por creer.

El seguimiento a Cristo es una invitación de libertad, no de miedo. Dios llama para que seamos valientes seguidores de un proyecto que da vida. Muchos dicen que le van a seguir, pero son incapaces de sacrificarse. Muchos dicen que Dios les llama, pero no es al camino del Reino sino al camino paralelo que ellos se hacen. Es verdad que los seminarios, las comunidades religiosas, las parroquias está lleno de “sátrapas”, pero esos terminan cayendo y descubriendo como impostores. Debemos orar por las vocaciones que estén dispuestos, como Eliseo a dejarlo todo y seguir al profeta Elías. Así nosotros, dejarlo todo por Jesús. Aunque me pregunto si realmente dejamos algo de valor allá, en el mundo (sin desmeritar a la familia, a los amigos y hermanos…), porque parece que dejar casa, padres, hermanos por seguir a Jesús se convierte en un drama. Los enamorados, los locos de Dios con conciencia libre y con dolor humano dejan nada por el Todo de Jesús. Pasarán crisis, momentos complicados, echarán en falta alguna cosa, la conciencia les abatirá muchas veces…tentaciones que no son sino fortalecimiento de vocación. Es estar bajo la presión de ser peregrinos, sin tierra, sin “lugar” para “reclinar la cabeza”. Muchos en la Iglesia dicen “sí” pero en el fondo es “no”. “Te seguiré” no puede seguir siendo en las vocaciones o, en la vida laical una división de voluntad, sino la concreción de un llamado alegremente santo. No somos ángeles, pero sí enamorados del cielo. Así, que ya sabemos: a orar por las vocaciones, a ser cristianos obedientes y locos, libres que hacen libres a otros.

FELIZ DOMINGO DE LA LOCURA INCONDICIONAL POR DIOS.

 
 
 

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